Me gusta esta época del año.
Son los días con los rayos de sol prematuros. Esos amaneceres estivales que se adelantan al cambio de hora. Porque luego, tras el cambio, volverá a ser de noche a las 7:17, hasta que los verdaderos amaneceres de verano se levanten junto a mí.
Me gusta que la gente sea así. Que su espíritu irradie esa energía de los rayos de sol prematuros. Y ojalá alguien así me quiera. Me gusta pensar que así será el preludio de la felicidad eterna.
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